Una luna que también se toca
Durante estos días hemos trabajado en La Nonna un proyecto sensorial con la luna como excusa. No se trataba de explicarla ni de representarla tal cual, sino de ofrecer propuestas que invitaran a explorar, observar, tocar y experimentar a través de los sentidos, cada grupo a su manera.

Dependiendo del tramo, el enfoque fue diferente: algunos niños manipularon materiales como harina, arena, elementos con brillo, color plata, luces suaves o formas redondas. Otros se centraron más en observar, hablar, imaginar qué hay cerca de la luna o simplemente disfrutar del ambiente que se creó.

No era un proyecto cerrado ni con un objetivo único. La intención era abrir preguntas, provocar curiosidad y permitir que cada niño se acercara desde su manera de estar en el mundo. Desde ahí surgieron conversaciones, gestos, momentos de calma, exploración libre y mucho aprendizaje real.

A través de este trabajo sensorial hemos estimulado el lenguaje, la coordinación, la atención, la observación y, sobre todo, la capacidad de conectar con lo que no siempre se ve, pero se siente.

Una propuesta sencilla, bonita, abierta y muy Nonna.
Porque a veces la luna también se toca 🌛